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A las 24:00 la presentación se realizó desde el balcón del ayuntamiento por Fran Alvarez en su quinto año de existencia, con el siguiente pregón:
Hace un millón de años, cuando la duración del día y la noche no se medía en horas ni minutos, y ningún ser humano peleaba con otro por el límite de una frontera, un grupo de hombres prehistóricos llegaron a unas fértiles tierras a la orilla de un bonito río.
Habían andado cientos de kilómetros en busca de un lugar en el que poder asentarse. Aquí encontraron agua, peces, abundantes frutos y hortalizas y muchos animales para cazar, por lo que decidieron buscar una cueva y quedarse a vivir.
El único problema que tenía esta zona de la ribera es que las noches eran muy oscuras y su sepulcral silencio sólo era roto por los aullidos de algún grupo de lobos que salían al amparo de la noche para cazar. Debido a esto, cuando caía el crepúsculo, los primeros pobladores y fundadores de Arcos de Jalón corrían hacia su cueva en busca de refugio.
Los trogloditas arcobrigenses, de los que todavía hoy queda alguno, eran gente pacífica y divertida, les encantaba salir a disfrutar de su paisaje y adoraban a los seres de la Naturaleza. El Sol les calentaba y les daba luz para poder ver y protegerse de las amenazas y hacía que todo a su alrededor cobrase vida. Por eso eligieron al Sol como su dios, y a este dios, en su idioma, lo llamaron Amajip.
El dios Amajip era bueno y piadoso. Les daba buenas temperaturas e incluso algún día de verano, no muchos, calentaba lo suficiente como para que pudieran bañarse en el río. Pero por las noches todo cambiaba, Amajip dormía y las tinieblas se apoderaban de sus vidas. Los trogloditas, aterrados, se escondían en su cueva y esperaban cada noche a que su dios volviera a visitarles.
Esto fue así durante muchos años hasta que…
Una noche de 14 de agosto como esta, en la que la luna llena brillaba, dos de los trogloditas de la congregación, llamados Arcos y Jalón, movidos por su curiosidad adolescente, decidieron salir a ver qué pasaba en esas noches que tanto atemorizaban a los ancianos del lugar. Noches acerca de las cuales, las rocosas paredes de sus cuevas, contaban mil y una leyendas en forma de pinturas rupestres.
Al asomar las cabezas por la puerta de la cueva lo que vieron les maravilló. En la noche había una diosa que, como su dios Amajip, les protegía de las amenazas y les daba luz, una luz que, a diferencia de la de Amajip, les invitaba a la diversión y el distendimiento.
Este descubrimiento hizo que todos los trogloditas arcobrigenses dejasen de temer a la noche gracias a su nueva diosa, a la que, en su idioma, llamaron Pijama (Amajip al revés). En honor a la nueva inquilina de su particular Olimpo inventaron una prenda nocturna que les protegía de la humedad del río. A este nuevo vestido le pusieron el mismo nombre, el pijama.
Desde entonces, todas las noches de 14 de agosto, la población llamada Arcos de Jalón en recuerdo de los dos descubridores del pijama, celebra la pijamada, una fiesta de liberación, diversión y desenfreno!!!.
Arcobrigenses!!! Que viva Arcos de Jalón y que viva su quinta pijamada!!!!.
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