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© 2010 Carmen Roldán

MI MADRE DEL ALMA QUE TANTO ADORE



Gracias madre por estar siempre a nuestro lado. Por tu entrega generosa sin pedir nada a cambio, por esa mirada y gesto de paz y dulzura que solo tú sabías transmitir. Nunca en mi vida discutí contigo, porque eras como eras. Jamás un quejido, solo en los últimos años cuando te preguntaba ¿mamá te duele? si hija y te fuiste quedando agachadita y tus pasos fueron poco a poco más pequeños, pero estabas ahí en tu sillón siendo el alma de toda la familia y al final fui siendo yo tus pies, tus brazos y tu cabeza. Pero en tu último suspiro volviste a ser la mujer serena, dulce y fuerte en la que apoyarme.

Madre, como te gustaba aprender, que cultura adquiriste, de todo entendías, te conocías a todos los futbolistas, como quedaban los partidos, siempre tu radio puesta, la música clásica, tus libros de historia y de las mil mejores poesías, de qué manera tan sencilla nos la transmitías. Recuerdo tu ayuda en los deberes, hasta las declinaciones del latín nos preguntabas y ¡cuando te pusiste a aprender inglés para no perderte y ayudarnos con las traducciones!.

Que momentos al calor del hogar cuando nos leías o contabas los cuentos, nos recitabas poesías, y escuchábamos por ejemplo “en un mercado persa”, allí aprendimos a sentir y a emocionarnos con las cosas bellas.

Que orgullosa te ponías cuando contabas que a tu hija le diste estudios como a tus hijos y que sacrificios pasaste para que los hiciéramos. Seguro que en tu interior algo te decía que éramos un poco más de ti. Y que orgullosa me ponía cuando alguien en el pueblo se interesaba por ti, dale muchos besos me decían. Siempre fuiste atenta, delicada y cariñosa con todos.

Cuando he pasado las hojas de tu agenda y he ido comunicando la triste noticia, todos al igual que yo lloran desconsolados y emocionados tu pérdida y dicen era muy buena ¡qué suerte habéis tenido de tenerla!, santa les digo yo, ¡Ojalá que yo sea la mitad que ella!.

GRACIAS MADRE, infinitas gracias por ese amor y bondad y digo como ella cuando la vida se le ponía difícil.

¡Dios lo ha querido así!

¡Bendita seas!

 

















































 

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